Aislar la casa frente al frío: llega el invierno

El aislamiento de una vivienda permite reducir el consumo de energía. Según un estudio del Centro Nacional de Energías Renovables (CENER) titulado «El potencial de ahorro de energía y reducción de emisiones de CO2 en viviendas», un incremento en el espesor del aislamiento permite ahorrar entre un 13,7% y un 44,8% de energía. Este incremento puede ser de 5, 9 ó 13 centímetros, según la región en la que se ubica la vivienda o su orientación, entre otros factores.

El informe asegura que los mayores ahorros se obtienen en los periodos en los que se utiliza la calefacción, puesto que un buen aislamiento no sólo impide la entrada de corrientes de aire, sino que evita la pérdida de calor. El ahorro energético es especialmente notable en las casas unifamiliares frente a los bloques de viviendas, ya que, según el estudio, «las viviendas unifamiliares tienen mayor área expuesta por m2 que el bloque de viviendas y, por lo tanto, la influencia de los cambios en las características térmicas de los cerramientos es muy importante».

Paredes, techo y suelo son los principales puntos a reforzar, aunque también hay que prestar atención a las ventanas y puertas

Los puntos a los que hay que prestar atención a la hora de aislar una vivienda son, principalmente, las paredes, el techo y el suelo. En el caso de las paredes, es muy eficaz levantar dos muros de ladrillo u hormigón, separados por una cámara de aire de unos diez centímetros. Otra opción es construir paredes con ladrillos huecos o, cuando las paredes ya están construidas, levantar un segundo muro (trasdosado) con placas de yeso laminado. Las lanas minerales de vidrio o roca son un excelente material para rellenar la cámara que separa ambos tabiques. Por su parte, los techos se pueden aislar con placas de yeso o de pladur, mientras que la tarima de madera sobre poliestireno o poliuretano es la mejor opción.

La Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (AFELMA) asegura que este material es el más adecuado para proporcionar aislamiento térmico y acústico, además de proteger contra el fuego. «Las lanas minerales son productos aislantes constituidos por un entrelazado de filamentos de materiales pétreos, que forman un fieltro que mantiene entre ellos aire en estado inmóvil», explica. Cuanto mayor espesor y menor conductividad térmica tenga un producto aislante, mejor será su resistencia térmica.

Otras zonas de la casa que hay que cuidar para frenar la pérdida de calor son las puertas y las ventanas. Aunque el grosor de los muros determina el calor que se escapa de una vivienda, si puertas y ventanas están mal ajustadas, es más fácil que el calor se escape por alguna rendija o, en el caso de las ventanas, a través de los cristales. Una solución son las ventanas de doble acristalamiento y rotura de puente térmico, que pueden reducir hasta en un 70% la pérdida de calor, o colocar unos burletes para sellar cualquier fuga de aire.

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